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Poemas
 
Hemos practicado además
de la desmemoria, el hastío
 
y la atroz mueca de cruzar
cada vez con una arruga,
 
y hemos puesto, o deseado
poner, nuestros nombres,
 
y vuelto con una sequía
chorreando en cada ojo.
 

Que tu dolor
haga unir
 
tus manos
a otras manos;
 
que más
que ramas rotas
 
sean semilla,
luz, brotes.
 

No vaya a pasarte y enredarte
lo que le pasó y enredó a Mecha Vaugham,
 
que desvelada quedó de voces, pajaritos;
 
no vaya a pasarnos igual que a doña Mecha,
 
que murio contestando a los ecos de su sed que poblaron sus desiertos,
 
Creyendo que eran besos, trinos, lluvias.
 

La multitud, ecos
rodillas, avanza,
 
avanzamos, y la ciudad,
juicio y castigo, mira,
 
parpadea?, y es también
este grito humedecido
 
que viene desde el fondo;
gargantas, ábranse,
 
y que nadie duerma, o diga
no saber, en esta hora.
 

Hay una luz mustia, una quietud grave,
 
como un polvillo lejano en las cosas;
hay eso y, ondeando, hay también
 
un tenso y callado terror que vuelve
trozable y sacudido el aire que yacía
 
sobre las cosas sujetas al tiempo
y a las manos,
 
no a tus miradas lentas
que querrían arrancarlas del sopor.
 
 
Tomado de Silbos / Buenos Aires 1986
 

Haz del momento,
cualquier momento,
una flor,
un ramo de aire
 
( tan abierto
y tuyo como puedas )
 
haz del momento,
cualquier momento,
 
una navegable
cuestión, por un momento.
 
 
 
Brilla; tiembla
en lo alto,
 
en su gloria,
en su verdor;
 
y sabe, sabe
también por mí
 
fatalmente sabe
gloriosamente sabe,
 
que su gloria, su altura,
son sólo un momento;
 
y en lo alto tiembla,
en su feroz verdor,
 
la hoja, la eterna hoja.
 
 
 
 
Horizontes
Mientras vemos hoy una pared
donde existe abierta una ventana,
él abría una, dos ventanas
donde se alzaba la pared.
 
 

II

Oliverio
 
El día de anteayer
parece más bien una encrucijada
del futuro. Y Oliverio ríe, ríe
desconsolado, como anuncio.

 
 
NIDIA
Fragmentos de una partitura
tus ensueños
van por la calle
 
cual una hoja
del aire
 
hasta donde
empieza la neblina.
 
Tomado de: Mareas, Buenos Aires 1997.

Eduardo Dalter, Buenos Aires, Argentina 1947, ha publicado: Aviso de empleo, poemas 1971, Las espinas del pescado, poemas 1973, En las señales terestres, poemas 1975, En la medida de tus fuerzas, poemas 1982, Versus, poemas 1984, Silbos, poemas 1986, Hojas de sábila, poemas 1992, Aguas vivas, poemas 1993, Las costas del golfo, poemas 1995, Mareas, poemas 1997, vive en Buenos Aires; dirige la revista CARMIN de poesia.

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Carta de Eduardo Dalter a Jaime de la Gracia
 
Buenos Aires, 4 de febrero 2000
 
Apreciado Jaime
 
Por aquí también preparándonos, juntando leña para un siglo que se anunció en Belgrado,Kosovo, pero también en versos en cada esquina y cada grieta.
 
Acaso haya que insistir una vez más que la poesía debe crepitar en todos lados, sin bozal, a todo viento...
Dalter